miércoles, 21 de febrero de 2007

aqui




He esperado tanto este momento, que ahora que estoy inmerso en él no se realmente que decir.

De las lucubraciones por intensificar la luz del alma, al regocijo de sentir el regalo de lo divino, no hay música en esta dimensión capaz de opacar ni igualar el suave masaje que le da a mis oídos el sonido que produce la lluvia al caer sobre la tierra, quisiera tenerte aqui, mi mente se encuentra suspendida en un estado de encantamiento que mi alma agradece, y tu presencia se hace vana, imprecisa, hasta confusa, soy parte de la tierra de la que nace la vida, cae vida, sube vida, y tú, llena ya, te sometes a mis pasiones, a mi éxtasis, a mi sed de vida, a mi naturaleza, como si creciera en mí, hasta inflarme, hasta estirar mi piel hasta sus límites, hasta reventar y derramarme como cera caliente sobre todo tu hermoso cuerpo, envolviendote por completo y solidificandome otra vez, para tenerte solo dentro de mi.
Y sigo dentro de tí.

Pero la lluvia cesa.
y tu presencia se desvanece ante mis ojos.
estoy solo! SIEMPRE LO ESTUVE!

¿Cómo sentir lo que siento y no compadecerme ante ello?
fuiste una hermosa ilusión, un deseo hecho realidad por mi imaginación.
Pero en verdad estas allí, y no vienes por temor a qué?
a que cante el gallo y te tengas que ir?
a darte cuenta que soy solo una ilusión?
a sentir que todo el tiempo estuviste sola?
o a que en mi cama no entremos los tres...

Te miro y te espero, y tu mirada me dice... que pronto vendrás.

Jean Pierre Arias.